Gonzalo Artal Hahn

4.6.07

...........................Guardián de Cerros

Temprano, después de organizar la escaramuza, sacamos a todos de sus camas.
Con óxido de zinc sobre los pómulos y un tanto más en la nariz, cómplices y el resto de la tropa, iniciamos el recorrido inmediatamente después de la numeración.
Corrimos para no quemarnos, y al llegar a la piedra de la lancha, alguien habló de los cangrejos mineros, su fuerte color anaranjado, las capturas con botellas de plástico y el tiempo que lleva sin divisar al menos uno; mientras que otro trató de explicarle a los más chicos la dimensión de los cuarteles bajo tierra en el que nos sentábamos a contar historias de miedo, como la del anillo con el “Tú me lo robaste” incluido, o bien, a chamullar constelaciones después de cavar, o ver cavar, por algo más de tres días.
Hablamos de los primeros acercamientos en las fogatas, pasando por el “Achimili Malongo”, el “Yo ya no quiero ser un cowboy” y el “Son de cocodrilos, son de orangután”; a las subidas en moto y la importancia de tener una. Hasta que cayó el primer herido: corte en un pie. La odisea recién comenzaba y nadie acumulaba esa callosidad que se requería para perseguir pirigüines en las pozas, encontrar el cenicero de loco más grande, la concha de ostión más naranja y llevarle a la Omi la Estrella de Mar más gigante que se requería para continuar la colección en la casa; la misma de los enchufes con caritas que tanto servían para capear la insolación y una que otra maña. Bueno, además de los sapitos.

-¿Te acordai Cepi? ¿Omi uno no má?
-Cheee ¿y los 11 panqueques?

Nos reímos con las anécdotas de los cubiertos en la axila, las pasás del chancho, los conciertos de ostión previos al variado menú post varazón; de lo mañosa que era la Vallella pa’ comer y lo mucho que sujetaba su cabeza refunfuñando con su monísima peluca de leoncillo, los yo nunca del Alan (¿que toma vino y tiene/tuvo aros y el pelo largo?) lo vestida que bajaban las más chicas a la playa cuando el care gallo se enyeguesía; los partidos de voley contra los reyes, el primer lugar en la comparsa disfrazados de Atlántida y de cómo pasamos del Diccionario al Ataque y después al Dudo, el Poker y el Kitty.
Mientras algunos volvían a salir del agua y una buena parte puteaba la construcción del camino, llegamos a la roca splash, y nos sentamos a reexperimentar como golpean, adictivamente, las conchillas. Nos acordamos que ahí jugábamos con brea, con las cámaras y su endemoniado pituto o con los tahi, que raspaban la guata en mala. Ahí mismo, fue donde probablemente vimos por primera vez un pulpo, una jaiba y nos enamoramos de las noctilucas, que cuando se tiraban (nos tiraban) los baldes, hacían mucho más fantástico el ya grato arte de cagar.

-¿Alguien ha conocido peos más armónicos y cantaditos que los de la Omi?
- Gonzaaaaalo, a coro la Sole y Marisol


Repasamos la historia del Gato Montés y el miedo que provocaba a quienes solían andar a oscuras cerca del cerro, cosa que ocurría. Claro, también hubo quienes se sinceraron y cuantificaron el número de escapes por la ventana mosquitera y otros, se remitieron a confesar sus primeros romances; con parejas y el alcohol.
Que el Control con Zuko, los melones injertados con jeringas, el “Afírmate Juan” y los tacos de Perinkovac. La noche mexicana, la italiana, la china y por supuesto, la alemana; los “tarf ig auchten”, “sero venientevus osa” y los “or sor sir leven” de todos los Glücklicher Geburtstag!!!

-¿Te acordai Pauly? ¿Curemos a la Daniela?
-Cheeee. ¿Y Maiquel Jakson?


Después de venerar las esporádica visitas del Opi a la playa, con la prensa incluida, y echarle en cara, con foto en mano, que en realidad él nooo dormía siesta, entonamos el “me gustaría compartir, la chispa de vivir...” poco antes de declarar, una vez más, que esa noche sería sin cortar el hilo.

-¿Cuánto falta?
- Vay a seguir hueón, me dijo Chanchote


Nos acordamos de los indios que descendían de los cerros, de las tres hachas, de los uuu del camino, del melón al que sepultamos con los Veneros de regreso a Calama y que visitábamos cada año antes de regresar a mi lugar predilecto en el mundo: y como si fuera poco, llegó mi historia favorita. La Omi habló de sus cerros morados, de lo lindo que combinaban con el mar celeste, la arena casi alba y los cerros mostaza que custodían las casas. Yo se los pedí una vez más, como en su cumpleaños 80, ese en que todos los mandriles gozamos como enajenados entre mariachis y el etílico cantante: ese en el que me dijo que iban a ser míos y del que los quisiera.

Omi. Yo los cuido.

2 Comments:

  • Efectivamente fue mi respuestas después de la pregunta, ja ja.
    Tuve un domingo de nostalgia pero de ayer estoy mejor, aunque yo, no se la Omi.
    El día domingo fuimos al cumpleaños del Pablito y ahí cantamos el "Señor Sileven", como dice la BK, le dijimos cuando es hombre tienes que decir "er leven" y ella la tarareaba fuerte y de memoria. Miraba a mi hija, después de ese día un poco nostálgico, y observaba como un pedacito de mi Omi además de estar presente en mi es capaz de llegar hasta mi BK.

    By Anonymous Anónimo, at 9:22 a. m.  

  • Escuché tu respuesta prima...
    y claro, me faltó hablar de tu bendita manía de sacar bien, ganar puntos y evitar las rotaciones... ese voley masivo mierda!!
    Queda pendiente una carrera en patines, aunque yo y carlos, en autos de calela...

    By Blogger Artal, at 2:55 p. m.  

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