Voime
Irse. Ni al carajo ni a la chucha ni a las pailas, sino que al chancho de lejos. Aunque siempre-siempre pensando en volver. A otro cuchitril eso sí, porque del actual también me estoy yendo.
Irse acompañado, queriendo, y si se puede, justito al final.
Irse acostumbrando, pero ni cagando atacando ni acatando ni callando ni desinflando, a riesgo de tragarme mis palabras e irme achanchando y, lo que es más nocivo, yéndome contradiciéndome.
Irse arriba (en lo alto, o más-mejor que antes). O bien, agradecido, conforme y esperanzado, aunque eso ya pase a formar parte del venirse. El otro irse.