Entidades Gordamente Organizadas

De ahí fueron llegando el lánguido habilidoso, el suertudo de ocasión y el baboso que vive contemplando imágenes mil veces revisadas, quienes se acomodaron cerca del clásico refunfuñador de los diecisiete estornudos mañaneros anti-antihestamínicos y el desquisiado amante de la mayo con choclo y los ave pimentón. O ave con lo que sea, y mayo, una adicción que al parecer está siendo documentada por el escasamente riguroso estadista amante del word, y algo del excell.
El que se desvive por sostener, hasta secar, los vasos con vodka se dejó caer con el intragable pregonador de las síntesis noticiosas con escasa información, al menos fidedigna, y al verlos, el yutito de los cariños hizo un ademán algo violento para intentar formalizar un grupo aparte, lo que no le resultó ya que el sapo monosílabico dejó en evidencia el complot. "Ojo", habría gritado casí para sí, aunque logró advertir.
En esa misma esquina estaba sentado, enfocando con una ceja arriba, el coquetón timorato, quien asentía con la cabeza cada vez que el danzarín y a menudo sopiao, el mismo que se vuelve mono con los Cadillacs, le intentaba contagiar el ritmo con los dedos; una situación que el taimao hiperventilao, juraría, no aportaba absolutamente nada nuevo. ¿Por qué no vira?
Unos datos no menores, eso sí, bien pudieron ser que el maniaco atormentao pareció devolver, a su manera, un par de saludos; que el quejumbroso compliquete se sentó, de una, en el primer asiento que pilló y el curao odioso, amigo inseparable del chamullento que goza desafinando a destajo, por alguna extraña razón, no olía a rayos, ni a bollos ni a chicharo ni a tamales ni a chifles...
Y cuando la copia fome de Felo, fiel a sus fechorías, no dejaba ordenar las ideas de los pasos a seguir en la trigésima versión de la reunión anual de las Entidades Gordamente Organizadas, Ego, ya que ridiculizaba la gran mayoría de las aseveraciones del inconstante líder que estaba a cargo, vaya a saber cómo, de tan magno y celeberrimo del ritual, la puerta volvió a abrirse...
¿Y este quien e?, dijo para si mismo el taimao, y para el mundo, el del vodka ya sin vodka.
Era el zarrapastroso y bendito mochilero. Venía a ponerse al día...